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La escritura

En junio de 1984, Italo Calvino fue invitado a ocupar la cátedra de las Charles Eliot Norton Poetry Lectures en la Universidad de Harvard. Preparó un ciclo de conferencias centrado en los valores literarios que consideraba esenciales para el nuevo milenio, pero falleció en Italia una semana antes de poder impartirlas. En sus notas, Calvino reflexionaba sobre el pasado milenio como una era que vio el nacimiento y expansión de las lenguas modernas y sus literaturas. También mencionaba cómo el libro adquirió su forma familiar y expresaba preocupación por la suerte de la literatura y el libro en la era tecnológica postindustrial. Estas notas se publicaron bajo el título “Seis propuestas para el próximo milenio” editado en español por Siruela.

A pesar de lo que el título pueda sugerir, no se trata de un texto de futurología, dice Calvino en la introducción:

La señal de que el milenio está por concluir tal vez sea la frecuencia con que nos interrogamos sobre la suerte de la literatura y del libro en la era tecnológica llamada postindustrial. No voy a aventurarme en previsiones de este tipo. Mi fe en el futuro de la literatura consiste en saber que hay cosas que sólo la literatura, con sus medios específicos, puede dar. Quisiera, pues, dedicar estas conferencias a algunos valores o cualidades o especificidades de la literatura que me son particularmente caros, tratando de situarlos en la perspectiva del nuevo milenio.

Las seis propuestas son:

  1. Ligereza: “restar peso” a la literatura, hacerla más ligera y ágil. Veía la ligereza como un valor positivo, en contraste con la “pesadez” del siglo XX.
  2. Rapidez: valoraba la concisión, la brevedad y el flujo rápido de ideas, al mismo tiempo que permitía digresiones.
  3. Exactitud: valoraba la claridad, la precisión y la capacidad de capturar la esencia de las cosas a través del lenguaje. Presentaba la exactitud como un antídoto contra la “indeterminación y vaguedad”.
  4. Visibilidad: quería que la literatura mantuviera su capacidad de conjurar imágenes concretas y vívidas en la mente del lector.
  5. Multiplicidad: imaginaba la novela como una gran red que pudiera abarcar una gran diversidad de perspectivas y conocimientos. La literatura debe representar la complejidad e interconexión del mundo.
  6. Consistencia: Aunque no llegó a escribir la sexta conferencia, se sabe que iba a tratar sobre la consistencia.

Al inicio de la conferencia sobre la Exactitud, Calvino justifica todo el trabajo a través de una experiencia en la que me reconozco y además lo expresa mejor de lo que yo podría hacerlo nunca:

¿Por qué siento la necesidad de defender valores que a muchos parecerán obvios? Creo que mi primer impulso obedece a que padezco de una hipersensibilidad o alergia: tengo la impresión de que el lenguaje se usa siempre de manera aproximativa, casual, negligente, y eso me causa un disgusto intolerable. No se vaya a creer que esta reacción corresponde a una intolerancia hacia el prójimo: lo que más me molesta es oirme hablar. Por eso trato de hablar lo menos posible, y si prefiero escribir es porque escribiendo puedo corregir cada frase tantas veces como sea necesario para llegar, no digo a estar satisfecho de mis palabras, pero por lo menos a eliminar las razones de insatisfacción que soy capaz de percibir.